martes, 23 de febrero de 2010

Irse

¿Cómo saber la diferencia entre esperar o buscar? ¿Cuántos desencuentros hacen faltan para encontrarse? ¿Cuántos amores debemos zacear antes de elegir uno para amanecer muertos? ¿Cuánta belleza contemplar nuestros ojos y cuantos mundos conquistar nuestros corazones? ¿Con cuantos cuerpos rozarnos? ¿Con cuantas bocas mezclarnos? ¿Cuántas veces dejar todo y volver a empezar? ¿Cuántas veces irse? ¿Cuántos puentes cruzar y derrumbar? ¿Cuantas ciudades destruir?

¿Conoce límites tu deseo?...

Yo viajo por la geografía de todo el Mundo a través de todos los ojos del mundo. Mi mirada rebota en el sol y cae en Singapur y en la costa del Adriático. Soy parte de todas las huellas de todos los pies. Vivo a través de todas las experiencias, de todos los ruidos. Abrazo todas las lenguas, me siento parte de un mismo suelo y cielo. Respiro tu bostezo desde otro hemisferio, sacudo la misma lluvia de mi cabeza. Es la distancia del cuerpo el reencuentro del alma.

Te vas. Te vas a gobernar tu destino, a dibujar tu suerte. Otra distancia más. Yo me fui, vos te vas, y sin embargo, cuanto más lejana debería sentirte, cuanto mas lejano debería sentirme he descubierto que estamos acá, mimetizados, esparcidos, en plexos y contrapuntos, en infusiones y vapores, en rayos de sol, en nubes condensadas, en música, en líneas difusas estrelladas contra un marco en grandes museos, en paisajes surrealistas recortados de la bruta realidad, reconocibles tan sólo en una partícula de pupila; acá estamos vos y yo junto a todos los seres humanos, inasibles, indistinguibles. Dos atalayas que se van a fundirse en el flujo del universo.

(Que sonrías mucho, mientras levitas en ese flujo)

1 comentario: