martes, 17 de noviembre de 2009

Cuento

Dos egos-imaginarios y un amor-real.

Prologo

Toda historia esta construida a partir de una trama, unos personajes, y los hechos y sucesos que atraviesan esos personajes, que va formando la trama y con ella a la historia en si misma. En esta historia no hay nada que se asemeje a esa estructura. No por decisión del autor, sino porque los personajes no lo permiten.

Nunca hubo en esta historia algo que se asemeje a un hecho objetivo. “Si nos acercamos al mundo solo con nuestra subjetividad lo encontraremos tal como nosotros mismos estamos construidos”. Lo que en un momento pudo ser dos subjetividades complementarias, nacidas para ser uno, capaces de construir un mundo común a ellos mismos, se revelara como lo que realmente fue, dos subjetividades completamente distintas, ajenas y contradictorias, y que, al ritmo de la revelación, llevaran inevitablemente a la colisión de dos mundos producidos por cada una.

Esta historia que exige ser leída, mirada con “los ojos del concepto” para ser comprendida, esta construida a base de sensaciones, intuiciones y pensamientos (todos atravesados por la cualidad de lo efímero) de los cuales es imposible decir su realidad.

Pero más aún, será difícil, sino imposible distinguir las sensaciones reales de los personajes de las potentes elucubraciones de sus imaginaciones. Tal fue la experiencia de estos personajes. Ni ellos mismos podrían distinguir lo que en su interior habitó.

Por eso esta historia recoge, tan solo fragmentos, de lo que para las personas que lo vivieron, representa una simbiosis entre amor, locura y terror. Pero con la notable particularidad de que tan solo lo primero fue consciente. Entonces, esta reconstrucción es el viaje necesario por la locura y el terror subyacente de ese amor, que intento, como quería Rimbaud, ni más ni menos que, reinventar el amor.

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