lunes, 30 de noviembre de 2009

Música vs Palabras

I could give up al my life for just one kiss.


Un año entero de recorrido por más de la cantidad de nombres, géneros y estilos de los que pueda recordar, viejos, muy viejos, actuales, conocidos, muy conocidos, desconocidos, etc., lo mejor que me pasó fue conocer Queen sin lugar a dudas. Que no se me mal interprete yo amaba a mi novia y le agradezco todos y cada uno de los momentos maravillosos que me dio, pero haberme hecho conocer Queen es algo que nos trasciende, a mi tanto como a ella. Y desde mi cada vez mas especifico mundo filosófico, me gustaría arriesgar unas líneas, sobre la posibilidad de la música de transcender tanto a las personas como a los sentimientos. Es decir, arriesgar sobre una posible exegesis de ese conjunto de sonidos llamado: música.

Vuelvo a Spinetta como punto de comparación. En Spinetta descubrí los sonidos, o mejor dicho, la variedad de los sonidos; para un inexperto es una experiencia única, uno no sabe si suena afinado o no, si el ritmo tiene ritmo, si es lógico, si tiene coherencia, tampoco se reconoce bien que instrumento acompaña a cual, o si hay estribillo, o si la voz y la música deberían ir en armonía, en fin, no se entiende nada, pero se tiene la sensación perfecta y trasparente de que ahí hay algo imperdible, placentero, reconfortante…algo que, como decía ella te hace levitar. Es como leer Nietzsche por primera vez, la prosa es magnifica, atrapante, penetrante, uno no sabe bien que le están diciendo pero siente la necesidad de seguir leyendo hasta al final, y al final la sensación es la de haber adquirido alguna gran verdad, aun cuando mas tarde aprendemos que la gran enseñanza de Nietzsche es justamente que no hay grandes verdades.

Un año atrás decía que “la música es transmisión: un constante fluir de sensaciones entre dos puntos distintos”. La transmisión es siempre sobre algo que ya esta ahí. La transmisión es el medio para conectar un punto con otro, pero ese transmitir si bien necesario no es suficiente. Hoy a través de Queen, me animaría a agregarle algo más. Ese algo más no es decir que la música puede Crear, y tampoco se trata de no decirlo porque sea un cliché. No hay que decirlo, porque dicho solo es incomprensible. La música puede transmitir, puede crear, pero más aun puede reflejar e interpretar. Y eso es lo que descubrí con Queen. Somos miles los que quisiéramos tener el don y la virtud del arte, de saber tocar, cantar o componer… es decir, de poder expresarnos a través de la sensibilidad de la música; de la conjunción perfecta de una nota, de un tono, de un acorde, una melodía y una voz. Siempre sentí que las palabras me quedaban cortas, que sin importar que entonación, que fuerza o cuantas veces lo dijera, las palabras “te amo” no podían reflejar el sentimiento que intentaban describir. Cuando escuche por tercera o cuarta vez “You take my breath away” supe que jamás iba a tener la posibilidad de encontrar una expresión tan perfecta para hacerle saber a mi novia que sentía por ella cuando le decía “te amo”. Esa canción me hizo descubrir que la música, mas que conectar dos puntos, puede hacer que se comprendan, puede reflejar el contenido de esa conexión, interpretarlo, decodificarlo. Es la posibilidad de salir de nosotros mismo, de mostrarnos a través de otro, de otra forma, de no vernos condenados a las palabras.

Para los que no podemos crear la música, esa posibilidad de trascender más allá de nuestros sentimientos y por ende de nuestras personas, a través de sus sonidos, más que un consuelo, es un privilegio; por el cual debemos agradecer todos los días, a Spinetta, a Queen, a quien nos de esa posibilidad...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario