jueves, 10 de diciembre de 2009

Rastros de Mujer

Compartimos los desayunos y las cenas. Los ratos de estudio y los de ocio. Nos escribimos todas las noches, las que salimos juntos y las que salimos separados. Nos emborrachamos mucho, juntos. Y nos abrazamos y tocamos todo el tiempo. Paseamos mucho también, a recitales, a bares, a festejos, de lunes a lunes siempre encontramos una excusa para vernos (todavía la necesitamos). Llevamos más de un mes durmiendo juntos, pero de coger ni hablar, y de darse un beso con ternura menos que menos. Lo primero lo hicimos muchas veces, lo segundo no se. De saber eso podría entender a la perfección por que sigue quedándose a dormir en casa todas las noches sin dejarme tocarle un pelo. Pero no lo se, y no saberlo es la cuestión de la cuestión, esa incógnita, esa ignorancia autoprovocada es el quid de la cuestión.

Fuimos todo lo que se puede ser, y ahora encima inauguramos una nueva forma de relación. Fuimos conocidos distantes, compañeros de cama casuales e indiferentes cuando estábamos solteros, luego amigos, luego seudo-cuñados, otra vez amigos (esa segunda vez nos hicimos grandes amigos de los que se cuentan todo y pueden pasar horas y horas juntos, sin que se te cruce ninguna idea por la cabeza de que vas a terminar cogiendo). Después ella se puso de novia y yo me convertí en el pibe con el cual el novio le hacia escena de celos (confieso que ese papel lo disfrutaba como ningún otro). Como era de esperar lo dejaste. Pero para entonces yo me había puesto de novio, no obstante no te tomó mucho tiempo convertirte en mi amante predilecta (tal vez vos confiarías que ese era el papel que mas disfrutabas). Después supongo que nos aburrimos. Yo deje de estar de novio. Los dos comprobamos que no teníamos corazón para esas cosas y ahí, habiendo perdido el decoro y la decencia, y las buenas costumbres, y las falsedades y los compromisos, en fin, habiendo perdido todo, tuvimos el mejor sexo, la mejor relación. Nos escribíamos y nos veíamos poco, pero cada vez que nos veíamos yo me quedaba con la sensación del alma llena por unos días. Era por todo, porque venias sin mas que una simple ¿venís?, porque traías la cerveza que a mi mas me gusta, porque no me hacías ver una película al pedo antes, y sobre todo porque me saludabas desde la puerta sin que yo tuviera que salir de la cama, a veces sin que tuviera que despertarme. Se lo decía a todo el mundo “es la mejor mina que conozco”, siempre decía, “Vale oro”. Y lo valías en cada puto centímetro de piel. (Y por si el “puto” no basto, aclaro que lo escribo con bronca).

Decidido a no aceptar mi naturaleza volví a ponerme de novio. Volvimos a no hablarnos por mucho tiempo. Si quedaba algo de corazón y bondad, se fue al año con esa novia. Y como era de esperar regrese a tu compañía sin preguntas ni explicaciones, ni tuyas ni mías.

Pero ahora, ahora todo es distinto, en público nos mostramos juntos sin cuidado, y nos mostramos, casi como se mostrarían una alegre parejita de novios. No recuerdo una sola vez en los últimos dos años, aquellos años, en los que nos hayamos visto de día. Hoy en cambio, paseamos a plena luz del sol, y hasta por unas baldosas me animo a darte la mano.

Ahora cuando estamos solos, en la intimidad de mi living te sentís lejana. Ya no te tiras en el sillón dejando un espacio milimétricamente calculado, que dice “hay espacio para uno mas, pero si queres venir tenes que pedirme permiso para que yo me corra y entremos los dos”, no, te sentas en la silla con las piernas encogidas marcando una distancia imposible de superar.

Todo esto lo hubiese comprendido tres años atrás, ahí si que me la mande y en grande. Sinceramente pensé que no me lo ibas a perdonar nunca. Tal vez entendiste lo que me paso, no lo se, nunca te pregunte. Pero fue difícil, cuando te dije que la iba a dejar a mi novia por vos, realmente lo deseaba, lo pensaba y lo quería hacer. Pero después me encontraba con ella, y no podía dejar de llorar como pelotudo rogándole que me perdonara, que yo la amaba y que vos no significabas nada. Lamentablemente era cierto. A ella la amaba, y con vos… yo amaba estar con vos, pero no podía enamorarme de vos. Lo mismo que en esos años increíbles de amantes. Yo estaba enamorado de esas noches casuales que compartíamos, a veces lo disfrutaba mas que hacer el amor con mi novia, pero otra vez, a mi novia se lo hacia con amor, y con vos, podía hacer absolutamente todo lo que se nos viniera en mente, pero jamás hacerlo con amor. Eso no significa que fuera sin sentimiento. Yo te quiero, te lo digo ahora y te lo decía entonces (lo digo ahora mas que entonces). Y cuando estábamos desnudos te quería muchísimo. Y también lo digo sin culpa, porque seguro no era yo sólo. Vos tampoco podías amarme, como no podes hacerlo ahora, y si lo hacías, te esforzaste mucho, y te salió a la perfección, en demostrarme que no. Por eso decía que es una ignorancia autoprovocada, si alguna vez hubo un sentimiento los dos nos esforzamos en ocultarlo mas allá de las sabanas (la expresión es literaria no mas, creo que nunca estuvimos en una cama con sabanas).

Así y todo acá estamos otra vez, después de casi un año sin vernos, durmiendo juntos en el sillón, completamente vestidos.

Te dije que quería escribir sobre vos, escribirte. Darte ese estatus que sólo consiguen las mujeres que pasan a las palabras en mi vida. De mas esta decir que te lo mereces, que tenes la importancia para estar acá, pero a diferencia de otros casos, a este no le encuentro sentido. Seguro vas a disentir en todo lo que escriba. Como cuando te digo que te quiero y no me crees. O como cuando te digo que nos imagino de novios y pones cara horrorizada. A un hombre, a un macho cualquiera, le vendrían atropelladas a la boca las razones obvias: realmente nunca me vas a perdonar, o no te animas a entregarte a mí, o no sos suficiente mujer, o no podes con tu orgullo, y toda esa sarta de huevadas. Yo prefiero pensar que te diste cuenta que no soy el indicado, pero me resguardo un poquito de aprecio a mismo, y también pienso que seguís intentado descubrir esa parte bondadosa en mi. Porque seamos sinceros, buen amigo no soy, eso esta mas que claro. Y vos buena amiga tampoco, digamos que basta recordar la fiesta en que me quisiste secuestrar en el baño estando presente mi novia. Que sonrisa hermosa de guacha y atorranta tenias esa noche, ni que hablar del exquisito detalle de haberte ido esa noche con mi mejor amigo a la cama, lo tuyo sin duda era un arte maravilloso.

Pero otra vez acá estamos, y como nunca antes tratándonos con una sinceridad animal, animalmente inhumana. Por suerte al otro día podemos fingir que no nos acordamos de nada porque siempre hay una botella de vodka nikov que media entre nosotros.

Por suerte hay algo completamente distinto a toda mi vida anterior, ya me harte (tal vez por que descubrí su inutilidad, o mejor dicho, la vida me lo escupió en la cara) de buscar sentidos. No los hay. Menos con las mujeres, y menos aun con las mujeres y yo. Vos te vas a seguir quedando a dormir. Yo voy a seguir construyendo meticulosa y desprevenidamente esos segundos fugaces en los que parece que me vas a dejar desnudarte, y que son abruptamente cortados por tu mano que me golpea, por tu cuerpo que me escapa. Vos vas a seguir confiando (a sabiendas de que es mentira) en mis palabras vacías de que “es la ultima vez” y que “quiero ser tu amigo”. Y la vida va a seguir con esas prácticas sin sentido y razón de ser.

Yo mientras siembro un rastro imperceptible de posibles desenlaces. De los mas variados, ambiguos e indescifrables como corresponde a nuestra relación. Por momentos te aseguro que cuando vuelva de Madrid, voy encontrar la forma de darle veracidad a mi “te quiero”, y vamos a dejar el maltrato psicológico y la histeria, para dejar de postergar un noviazgo que lleva postergado más de cuatro años. Otro día te convenceré de que mi amigo es ideal para vos, y de que llegado el punto en el que estamos, nos espera una amistad de muchos años. Entre tanto voy buscando desventuras, penurias, desgracias y tragedias, para contarte detenida y detalladamente. Por que si hay algo que tengo por seguro, es que jamás, mientras tengo eso para darte, nos vamos a dejar de ver.

7 comentarios:

  1. mehhh, me a gustavo chango. siga asi que va por la buena senda!

    ResponderBorrar
  2. amé mi sorpresa!! si tuviera corazón capaz la amaba mejor, pero no, asiq hagamos como q si...jiji

    ResponderBorrar
  3. Meeeee...ese corazón herido pepé.

    ¿Qué se sabe de la identidad del anónimo de acá arriba?

    ResponderBorrar
  4. ¿Que se sabe de la distincióm entre ficción y realidad?

    ResponderBorrar
  5. Ma, chango, te wuá matá. Acordate de tu clase social. 2p.

    ResponderBorrar
  6. Vine a este sitio solo para dar testimonio de un hombre poderoso que me devolvió a mi amante en 48 horas, cuyo nombre e información de contacto son el Dr. JAMES y puedes contactarlo a través de (drjamesd3@gmail.com) o watssap +27737872215 Al principio , Nunca pensé que podría devolverle a mi amante, pero hoy, gracias a la ayuda del Dr. JAMES, mi amante y yo estamos juntos de nuevo.

    ResponderBorrar